Es una de las enfermedades más frecuentes entre los hombres adultos: el 50% de los mayores de 60 años pueden sufrirla. La importancia de los controles y tratamientos.
Con una simple visita al urólogo se pueden mejorar los trastornos al orinar y prevenir enfermedades más severas tales como el cáncer de próstata. Diversos especialistas sugieren un control prostático anual en hombres a partir de los 40 años, y a partir de los 35 años en aquellos que tengan antecedentes familiares de cáncer de próstata.
La próstata, una de las principales glándulas sexuales del hombre, se encarga de nutrir a los espermatozoides provenientes de los testículos. Su tamaño se asemeja al de una nuez. Con el pasar de los años, se observa un agrandamiento benigno que se manifiesta en forma lenta y progresiva. Puede obstruir a la uretra y producir diversos síntomas como: la urgencia miccional (sensación de no poder retener la orina); necesidad de orinar con más frecuencia; retardo en el proceso de orinar; chorro de orina débil, muchas veces entrecortado; realizar fuerza abdominal extra para aumentar el flujo de orina; o un goteo de orina posterior a cada micción.
A medida que pasa el tiempo, cuando no se instaura un tratamiento, los síntomas progresan. La vejiga intenta vencer la obstrucción aumentando la presión de vaciamiento. La orina acumulada, que no pudo eliminarse durante la micción, se puede convertir en un factor que predispone a infecciones urinarias y cálculos vesicales.
El chequeo prostático anual consta de varios pasos muy simples, pero de suma importancia en el desarrollo de estos trastornos.
Los especialistas afirman que se avanzó mucho en la curación de enfermedades prostáticas. El objetivo de un diagnóstico temprano es evitar incovenientes futuros. La mejor manera de prevenir los problemas prostáticos es visitando a su urólogo anualmente a partir de los 40 años.
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